Los seres humanos se han sentido siempre motivados a moverse para buscar mejores tierras, mejores recursos y mejores oportunidades para sus hijos. La movilidad es el motor más antiguo y más exitoso con el que la humanidad ha contado para combatir la pobreza – para que el pobre se vuelva rico, para que el rico se vuelva aún más rico mediante la diseminación de riqueza, comercio y experiencia para beneficio de todos.

 

Sin embargo, en los tiempos modernos sentimos la presión tanto de parte de la sociedad que nos remite, como de la que nos recibe y las economías se están agotando de modo tal que se hace necesario encontrar soluciones que beneficien tanto a los recién llegados móviles como a las comunidades receptoras a las cuales ellos se integran.

 

La migración es impulsada por una variedad de factores de empuje y de atracción que, a su vez, son perfilados por el contexto y las circunstancias. Hay actualmente 250 millones de migrantes en todo el mundo, todos los cuales deben confrontar desafíos. Muchos son desplazados por la fuerza y encuentran refugio en lugares en los que ya hay personas luchando contra la pobreza en naciones con muy bajos ingresos económicos.

 

Incluso con independencia del lugar del mundo en el cual se encuentran los migrantes – o sin importar por qué migraron – con más de la mitad de la población mundial asentada en ciudades, la migración y los factores que la impulsan revisten una naturaleza predominantemente urbana.

 

Las personas son obviamente atraídas en torno a la concentración natural de servicios y de oportunidades que se pueden encontrar en asentamientos humanos ya establecidos. Pero hay otros factores de atracción mucho más sutiles.

 

Las ciudades a menudo ofrecen mayores oportunidades para participar y en ellas puede que las demandas de los migrantes sean escuchadas. Sus instituciones están más cerca de la población y más sintonizadas con la comprensión de las diferentes necesidades de las personas. Las ciudades pueden beneficiarse directamente con nuevas contribuciones a los procesos y al flujo de trabajo y son más veloces en cuanto a reaccionar y acomodar a los trabajadores adicionales.

 

Al mismo tiempo las autoridades locales confrontan las demandas más directas sobre los recursos a fin de proporcionar servicios a varios segmentos de la población y tienen un contacto más estrecho que les permite comprender cuáles son los diferentes enfoques que les proveerán el acceso más eficaz.

 

Por eso es que las autoridades locales son críticas respecto del diálogo en torno a la cuestión de la migración y el modo en que se deben aprovechar las oportunidades que la misma genera para el beneficio tanto local como nacional. Quienes tienen a su cargo el planeamiento y la gestión de las ciudades deben tener en cuenta la cuestión migratoria al momento de pensar en el futuro de zonas urbanas y de asentamientos urbanos.

 

Debemos confrontar este desafío, todos juntos y con la cabeza bien alta.

 

En diciembre de 2018, los estados miembros de la ONU se reunirán en Marruecos a fin de brindar su apoyo al primer Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular (GCM por su sigla en inglés). Este Pacto presentará un marco para una cooperación internacional integral sobre migrantes y movilidad humana y establecerá una serie de compromisos factibles, medios para implementarlos y un marco de seguimiento de los mismos.

En la fase previa a esto, la ciudad de Mechelen y el Gobierno de Bélgica oficiaron de anfitriones de la Conferencia Mundial sobre Ciudades y Migración celebrada los días 16 y 17 de noviembre.

 

Esta conferencia tuvo como objetivo facilitar los puntos de vista de los encargados claves sobre recomendaciones factibles relacionadas con la cooperación para la gobernanza de la migración y los niveles locales y nacionales en cuanto a hacer un seguimiento de la conferencia del Hábitat III y de la Nueva Agenda Urbana, como una contribución para la reunión de balance para el Pacto Mundial.

 

Exploró enfoques más efectivos para la gobernanza urbana que justifiquen una mayor diversidad, incluyendo las políticas migratorias para el desarrollo inclusivo. Las discusiones para la conferencia derivaron en la Declaración de Mechelen sobre Ciudades y Migración, a ser considerada como una contribución al proceso preparatorio del Pacto Mundial para la Migración antes de la reunión de balance entre gobiernos a realizarse en México en diciembre de 2017.

 

Los desafíos que la migración plantea son significativos. Mediante un diálogo honesto y abierto acerca de cómo planear y gestionar nuestras zonas urbanas, las oportunidades serán mayores.

 

Traducción del texto original - Leer el Blog en inglés