Ginebra – El sector privado juega un rol indiscutido en la migración laboral. Los empleadores crean empleo y la demanda económica que inspira a los trabajadores a cruzar fronteras para acceder a esos empleos. Contribuyen a darle forma a las condiciones laborales y de empleo en los lugares en los que los migrantes trabajan; y juegan un papel clave en la integración del lugar de trabajo y la comunidad, con efectos colaterales vitales en lo relacionado con la cohesión social.
Los empleadores se encuentran también en la primera línea de la agenda de reclutamiento ético. En la última década, han defendido la existencia de marcos regulatorios que favorezcan el reclutamiento ético, como por ejemplo la prohibición de que a los trabajadores se les cobre un honorario por su contratación. Junto a esto el sector privado ha dado también pasos muy ambiciosos en lo relacionado con luchar contra los peligros de la trata de personas y el trabajo forzoso.
Pero aún así los empleadores y sus organizaciones no son la única fuerza generadora de cambios en la economía global; ellos están insertados profundamente en sus mercados nacionales y locales. Esto significa que tienen una amplia comprensión de las condiciones que prevalecen en el mercado laboral y una experiencia sin parangón en cuanto a la escasez de las capacidades existentes y brechas ocupacionales, dos factores preponderantes en la búsqueda de trabajadores más allá de las fronteras nacionales.
Los empleadores comprenden las tendencias económicas que impulsan las necesidades de los mercados laborales, actuales y futuras, y esto debe ser aprovechado por la comunidad mundial para beneficiar no solamente el futuro del trabajo sino también el futuro de la movilidad humana.
Aún así a pesar de las contribuciones esenciales de los empleadores a la cuestión de la migración, las mismas están ausentes en las políticas nacionales e internacionales y también en las tomas de decisiones a nivel legislativo. Y sus puntos de vista tienen un rol de poca relevancia en cuanto a cambiar un discurso público negativo y a menudo hostil sobre la migración.
A fin de revertir esta tendencia, la Organización Internacional de Empleadores (OIE) y la Organización Internacional para las Migraciones están intensificando su cooperación para cambiar una narrativa mundial que se ha desconectado de la realidad del mercado laboral; para cubrir la brecha de diálogo entre los gobiernos, las instituciones multilaterales, y el sector privado; asistir los esfuerzos nacionales públicos-privados para crear caminos legales seguros para los migrantes.
Es claro para nosotros que, un enfoque que englobe a toda la sociedad tal como fuera enfatizado por el Pacto Mundial sobre Migración, fortalecerá la protección de los trabajadores migrantes, incluyendo la seguridad económica, y permitirá el acceso de los empleadores a las capacidades necesarias para que sus negocios puedan desarrollarse.
Necesitamos poner, todos, manos a la obra para poder cumplir con este desafío y lo que es más importante, incluir al sector privado en calidad de proveedor clave de empleo, como un actor del mercado laboral y agente impulsor de la movilidad en la economía mundial.
António Vitorino, Director General de la Organización Internacional para las Migraciones
Roberto Suárez Santos, Secretario General, Organización Internacional de Empleadores