Mientras el clima extremo estimula el desplazamiento en todo el mundo, la migración es parte de la solución

Río seco en Burao, Somaliland. Foto: OIM/Claudia Rosel 

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  • Rania Sharshr | Directora de Acción Climática en la OIM

Ginebra – El mundo registró el más caluroso verano de la historia en 2023, siguiendo con una tendencia que se había iniciado en 2015. Este calentamiento constante ha intensificado el desplazamiento en todas partes, habiendo sido impulsado por una mezcla de factores sociales, económicos y ambientales y por el impacto cada vez mayor del cambio climático.  

La Organización Meteorológica Mundial acaba de lanzar su Informe sobre el Estado del Clima Mundial 2023 que pone de relieve el nuevo hito de que 2023 será recordado en la historia como el año más caluroso del registro observacional realizado en un período de 174 años. Ha sido una constante desde 2015: cada año desde ese momento ha sido el más caluroso de los registrados. La persistencia de la tendencia de las temperaturas elevadas llevará, tal como se ha demostrado, a nuevos, prolongados y reiterados desplazamientos en todo el mundo.  

La acción climática inmediata es fundamental para poder abordar estas tendencias preocupantes, en donde las vulnerabilidades son amplificadas en contextos de desplazamiento. Paradójicamente en medio de estos desafíos la movilidad humana emerge como una solución sobre todo en respuesta a eventos climáticos extremos. Abrazar a la migración como parte de nuestras estrategias de adaptación puede empoderar a las comunidades para que puedan progresar en medio de la incertidumbre ambiental y desarrollar resiliencia a los efectos actuales del cambio climático.  

Mientras que nadie queda a salvo de los eventos climáticos extremos como incendios forestales, inundaciones y temperaturas extremas, los efectos del cambio climático varían dependiendo del lugar del mundo en el cual ocurran. Los países menos responsables por las emisiones de carbono pagan los más altos costos de los impactos adversos del cambio climático, a pesar de ser las naciones más pobres del globo, requiriendo de mayor tiempo y recursos para poder recuperarse de las pérdidas y de los daños.  

Las personas en movimiento son particularmente vulnerables a los serios y con frecuencia duraderos efectos del cambio climático. Las secuelas de las inundaciones por los vientos monzones de 2022 en Pakistán originaron desplazamientos masivos de personas. A finales de 2023 más de 1,5 millones de personas siguieron desplazadas en el país y un 40% de ellas siguen aún dependiendo de la asistencia humanitaria para poder sobrevivir. En mayo pasado el ciclón tropical Mocha disparó 1,7 millones de nuevos desplazamientos en Bangladesh, Myanmar y la India, exacerbando la inseguridad alimentaria, en especial entre las poblaciones de alta vulnerabilidad. Al menos 63.000 desplazamientos provocaron hacinamiento en los campamentos en Bangladesh, en donde hay personas albergadas desplazadas por el conflicto y la violencia.  

Tanto los eventos de inicio lento como los de inicio repentino que con frecuencia son concomitantes trajeron aparejados desplazamientos a gran escala en 2023. En Somalia más de 500.000 desplazamientos relacionados con la sequía se registraron además de los 653.000 causados principalmente por los conflictos. Al mismo tiempo las subsiguientes inundaciones durante la temporada de lluvias desplazaron a más de un millón de personas. Es importante destacar que los eventos climáticos extremos no solamente impactan a los países del hemisferio sur. El año pasado Canadá experimentó una temporada de incendios forestales sin precedentes que originaron órdenes de evacuación que afectaron a más de 235.000 personas. Estos ejemplos ponen de relieve que se necesitan urgentes esfuerzos coordinados en todo el mundo en todos los niveles de gobierno para proteger y apoyar a las poblaciones desplazadas de cara a los impactos del cambio climático.  

De acuerdo con el Banco Mundial hasta 216 millones de personas podrían convertirse en migrantes climáticos internos en 2050, pero esta cifra podría reducirse en un 80% si emprendemos acción climática concreta y concertada. En paralelo es esencial reconocer que hay soluciones:   

  1. La movilidad humana, que incluye migración, reubicación y desplazamiento, es una de las soluciones cuando se trata de adaptarse a los impactos del cambio climático como por ejemplo los aumentos en los niveles de las mareas y los eventos climáticos extremos. Las políticas migratorias bien gestionadas pueden mitigar los riesgos asociados con el desplazamiento inducido por el clima, asegurando vías seguras, ordenadas y regulares. La movilidad humana representa una respuesta adaptativa y dinámica al cambio climático, ofreciendo oportunidades para que las personas y las comunidades puedan progresar en medio de la incertidumbre ambiental. Abrazar la movilidad como componente de las estrategias de adaptación al cambio climático es esencial para el desarrollo de un futuro más resiliente y sostenible. 
  2. Adicionalmente, aprovechar el poder de los datos es esencial para una acción efectiva. Invertir en investigaciones y en compilación de datos es crucial para comprender la dinámica de la migración inducida por el cambio climático. Este conocimiento da forma a las políticas basadas en evidencias, permitiendo que los legisladores anticipen de qué manera los cambios ambientales van a afectar los patrones migratorios. Ese tipo de conocimiento al cual se llega por medio de la compilación de datos es fundamental para llevar adelante intervenciones focalizadas y anticipatorias, sobre todo por medio de la implementación de sistemas de alerta temprana para evitar, minimizar y abordar el desplazamiento.  
  3. El fortalecimiento de la cooperación local y regional tiene un rol esencial en el abordaje de la movilidad por el cambio climático y en el aprovechamiento del potencial de la migración como una de las soluciones. Iniciativas tales como la Declaración Ministerial de Kampala sobre Migración, Medio Ambiente y Cambio Climático , el Marco Regional del Pacífico sobre Movilidad Climática y la Declaración Ministerial de los Estados del Caribe Oriental son algunos ejemplos de los esfuerzos colaborativos para luchar contra los desafíos que plantea la migración inducida por el cambio climático. Estos marcos promueven la cooperación entre los estados miembros, facilitando el intercambio de las mejores prácticas, datos y pericia para desarrollar políticas y estrategias integrales para el abordaje del cambio climático y la movilidad humana.  

El abordaje de los desafíos que plantea la migración inducida por el cambio climático requiere de un enfoque de múltiples facetas para brindar soluciones para las personas que deciden quedarse, para las que están desplazándose y para las que planean hacerlo. Es crucial que esos enfoques holísticos sean adoptados a la mayor brevedad posible.