Ginebra – Las últimas décadas han sido testigo de la proliferación de eventos y desastres relacionados con el clima y el medio ambiente, los cuales han tenido un efecto adverso sobre las personas y el planeta.
La intensidad cada vez mayor de estos eventos se ha sentido, de una forma u otra, en todos los continentes. Dan cuenta del mencionado fenómeno la actual sequía en el Cuerno de África, África, Madagascar y regiones del Medio Oriente, las inundaciones en Asia, los incendios forestales y las temperaturas extremas en Europa, Pakistán, India, Australia, y las Américas.
En medio de todo esto están las vidas y los medios de subsistencia de las personas, que se han visto directamente afectadas y han debido abandonar sus hogares ancestrales.
De acuerdo con el Informe Mundial sobre Desplazamiento Interno (GRID) del Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (CMDI), en 2021 casi 24 millones de personas en todo el mundo fueron desplazadas internamente por desastres, en tanto que se pronostica que otros 560 desastres ocurrirán anualmente hacia 2030, representando los menores y jóvenes más del 40% de las personas desplazadas.
Actualmente la población mundial de jóvenes de entre 15 y 24 años se calcula en 1.200 millones y según pronósticos, la misma crecerá en un 7% hacia 2030. A raíz de esto se pone a la mencionada población en el centro de todos los esfuerzos tendientes a reducir los impactos adversos del cambio climático, dado que la ciencia pronostica que estas serán las generaciones que deberán enfrentar el pico de los impactos climáticos incluso si se lograra un tope exitoso de 1.5°C en las temperaturas.
África por ejemplo, el continente con la población más joven del mundo y en donde el 70% de África Sub-sahariana tiene menos de 30 años, se destaca desproporcionadamente como la región de mayor vulnerabilidad en todo el mundo ante los impactos adversos del cambio climático, la degradación ambiental y los desastres, a pesar de contribuir tan sólo con un 2 o 3% de las emisiones de todo el planeta. Puesto que la mayor parte de sus medios de subsistencia están vinculados a la agricultura y a los recursos naturales, las condiciones climáticas que ya de por sí están empeorando plantean una amenaza para la capacidad de estas poblaciones en cuanto a su permanencia y adaptación.
En consecuencia, la juventud de África se convierte en uno de los actores no estatales de mayor relevancia en el continente en término de cifras: es necesario priorizar sus capacidades intrínsecas, su creatividad, sus habilidades y talentos para poder impulsar la acción climática a la par que se destraban oportunidades para estos jóvenes.
Participación en la toma de decisiones
Teniendo como objetivo primordial el logro de los objetivos a largo plazo del Acuerdo de París, las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por su sigla en inglés) representan los esfuerzos que los países deberían hacer para poder reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los impactos del cambio climático.
Si los estados y los gobiernos reconocen la urgente necesidad de reducir las emisiones de gases de invernadero y limitar el calentamiento global a aproximadamente 1.5°C, la implementación de las actuales NDC y el desarrollo de futuras contribuciones determinadas a nivel nacional no deberá dejar de incluir a los jóvenes – y, en particular, a las mujeres y las jóvenes – y aún más si lo que buscamos es asegurar los medios de subsistencia de las generaciones venideras.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 2020 solamente el 42% de todas las NDC contenían referencias directas a menores o jóvenes.
Hay países como Vietnam que han incluido a la juventud a través de una sección especialmente dedicada a sus vulnerabilidades ante el cambio climático en varios sectores. Las NDC 2020 también incluyen un fuerte ángulo de equidad, reconociendo a los menores con discapacidades, a los que integran familias en situación de pobreza, menores migrantes, y a las niñas, a la par que también se pone de relieve la reducción de riesgos por desastres dentro de la adaptación al cambio climático, modelos de base comunitaria, y la necesidad de comunicación y concientización. Otros como Jamaica han involucrado de manera similar a la juventud por medio de consultas tal como ha sido actualizado en las NDC 2020.
A través de foros claves, los jóvenes han podido realizar contribuciones concretas. Por ejemplo, la Cumbre previa a la COP26 fue testigo de la adopción del Manifiesto Youth4Climate, el primero en la historia, un plan audaz para el cambio climático con demandas a lo largo de cuatro áreas temáticas. La Conferencia de Kampala, que acaba de concluir, es otro foro que congregó a jóvenes promotores de las regiones de África Oriental y el Cuerno de África. El resultado de las consultas le fue presentado a la Conferencia Regional entre Ministerios sobre Migración, Medio Ambiente y Cambio Climático, la cual tiene un ámbito de aplicación mayor.
Estos foros representan las voces y las recomendaciones que deben traducirse en acciones a nivel mundial, regional y nacional. Los marcos de políticas que proveen un marco propicio para los y las jóvenes, en especial en situaciones de vulnerabilidad, siguen siendo claves no solamente en lo relacionado con defender sus derechos sino también en cuanto a permitirles la participación en la toma de decisiones. Recientemente se lanzaron los Principios Orientativos para Menores en Movimiento en el Contexto del Cambio los cuales brindan un conjunto de principios que abordan las vulnerabilidades especiales y de diferentes niveles de los menores en movimiento, tanto a nivel interno como entre fronteras, a raíz de los impactos adversos del cambio climático.
Si bien la orientación refiere solamente a menores de 18, también se toman en cuenta problemáticas referidas a los jóvenes. La juventud también experimenta vulnerabilidades y riesgos similares a los que enfrentan los menores, en especial en situaciones de migración o desplazamiento cuanto pierden sus redes sociales de apoyo. Esto apunta a proveer el primer marco mundial de políticas de la historia que ayudará a proteger, incluir y empoderar a los menores en movimiento en el contexto del cambio climático.
Movilización para la acción
El cambio climático, la degradación ambiental y los desastres ya están perfilando la movilidad humana de diferentes maneras. La participación de los jóvenes en los debates sobre el cambio climático y la migración debe ser parte de la respuesta para el abordaje de las crisis ambientales y para garantizar que la migración en este contexto siga siendo una elección o, cuando fuera necesario, sea encauzada de forma regular y segura.
Los jóvenes han liderado casi exclusivamente los esfuerzos de promoción y concientización en torno al cambio climático, llevando la cuestión a la primera plana de las discusiones a nivel mundial. Dado que los efectos del cambio climático son irreversibles, las acciones para la adaptación y la mitigación están bien posicionadas como para hacer las veces de amortiguador que suavice un mayor grado de degradación al margen de que se hagan mayores esfuerzos para abordar las pérdidas y daños inducidos por el clima, sobre todo en los países y comunidades con alto grado de vulnerabilidad.
La contribución de los jóvenes no solamente ha puesto de relieve los efectos negativos del cambio climático y la necesidad urgente de abordarlo sino que también ha presentado soluciones innovadoras incluyendo las vinculadas a energías renovables, esfuerzos de conservación, agricultura inteligente en cuanto al clima, entre otros, que son valiosas contribuciones a los trabajos de mitigación y adaptación.
Aprovechar los conocimientos de los jóvenes y poner sus puntos de vista directamente sobre la mesa de negociaciones a nivel mundial y local no solamente ofrecerá soluciones innovadoras sino que también acelerará el logro del objetivo del Acuerdo de París y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
2030 sigue siendo significativo en este contexto del cambio climático por dos motivos. Por un lado, es el año que se ha puesto como meta para el logro de los ODS, incluyendo la acción climática, y por el otro, es el año en el que se proyecta que los desastres ocurrirán en un promedio de más de 1.5 por día de acuerdo con los pronósticos actuales de aumento de temperaturas. El nivel de éxito que alcancemos dependerá de distintos factores pero uno muy importante es el espacio y el papel asignado a los jóvenes en los próximos años.
Escrito por Kennedy Omondi, Oficial de Comunicaciones (Europa, África y el Medio Oriente), OIM.